Las drogas son sustancias químicas que alteran el funcionamiento normal del cuerpo y la mente. Podemos distinguir dos tipos principales: las drogas legales (pueden variar dependiendo del país) que pueden ser recetadas por los médicos y las drogas ilegales que solo se pueden conseguir de forma ilegal y que tienen unos efectos muy fuertes, y sobre todo dañinos en nuestro cuerpo.

 

Las drogas pueden clasificarse en estimulantes, alucinógenas y depresoras. Entre las estimulantes más comunes encontramos la cafeína (café), la nicotina (tabaco) y la cocaína. Entre las drogas alucinógenas más comunes encontramos la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), psilocibina, mescalina y peyote. Algunas de las drogas depresoras más comunes son: el alcohol, los analgénsicos, la marihuna o el fentanilo.

Que son las drogas

Algunos ejemplos de drogas

La Nicotina: Proviene del Tabaco. La nicotina es altamente adictiva y afecta el sistema nervioso central. Puede aumentar la frecuencia cardíaca, la presión arterial y causar dependencia. A largo plazo, contribuye a enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

El Alcohol: Proviene sobre todo de las bebidas alcohólicas. El alcohol actúa como depresor del sistema nervioso central. Puede causar euforia inicial, pero en exceso puede provocar desinhibición, pérdida de coordinación, daño hepático, y contribuir a trastornos mentales y físicos.

La Marihuana (cannabis): Proviene de el cannabis sativa. Esta droga altera la percepción, el estado de ánimo y la coordinación. Puede causar relajación, euforia y aumento del apetito. A largo plazo, el consumo frecuente puede afectar la memoria y la función cognitiva.

La Cocaína: La cocaína estimula el sistema nervioso central, proporcionando una sensación de euforia y energía. Sin embargo, puede causar ansiedad, agitación, problemas cardíacos y, en casos extremos, convulsiones y muerte.

Las Anfetaminas: Tanto de medicamentos recetados o drogas ilegales (anfetaminas sintéticas). Aumentan la energía, la alerta y la concentración. Se utilizan para tratar el TDAH, pero su abuso puede llevar a insomnio, ansiedad, paranoia y riesgos cardiovasculares. Su uso indebido puede ser peligroso y adictivo.