El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos, principalmente el mosquito Aedes aegypti, el cual también es conocido como mosquito de la fiebre amarilla o mosquito momia. Los principales síntomas y más característicos de la enfermedad del dengue son la fiebre, el dolor muscular, el dolor articular, el dolor de cabeza y las erupciones cutáneas. La infección se propaga en regiones tropicales y subtropicales, donde los mosquitos portadores son bastante comunes. Los países donde hay una mayor tasa de contagio de la enfermedad del dengue son Brasil, Paraguay, Guyana Francesa, San Martín y Honduras. Descargar ficha La prevención a esta enfermedad, se centra sobre todo en el control de los criaderos de mosquitos y la protección de las personas contra las picaduras. No existe un tratamiento específico, y la atención médica temprana es muy importante. Hoy en día, el dengue representa un desafío de salud pública global, y su incidencia ha aumentado en varias partes del mundo.

La fatiga es un estado de agotamiento físico o mental que conlleva a una disminución de nuestra capacidad para realizar tareas o actividades físicas. Puede manifestarse como cansancio, falta de energía, debilidad y dificultad para concentrarse. Además, la fatiga puede tener diversas causas, como falta de sueño, estrés, actividad física intensa, enfermedades crónicas o trastornos mentales. También puede ser un síntoma de condiciones médicas subyacentes. La fatiga puede afectar negativamente la calidad de vida, la productividad y la salud en general. Manejarla adecuadamente implica identificar y abordar sus causas subyacentes, adoptar hábitos de vida saludables y, en algunos casos, buscar orientación médica. Descargar ficha

La fiebre es una respuesta fisiológica de nuestro cuerpo, que se caracteriza por un aumento anormal de la temperatura corporal, generalmente como respuesta a una infección, inflamación u otras condiciones médicas. Es un mecanismo de defensa natural del sistema inmunológico que ayuda a combatir patógenos al acelerar diversas funciones biológicas. La temperatura elevada puede ser provocada, por ejemplo, por la liberación de sustancias como las citoquinas durante la respuesta inmunitaria. Aunque la fiebre suele ser parte del proceso de curación, cuando las temperaturas pasan a ser extremadamente altas, pueden haber complicaciones y ser perjudiciales. Por ese motivo, medir y controlar la fiebre es esencial para evaluar y tratar adecuadamente las condiciones subyacentes. Por definición, el límite considerado normal para la temperatura corporal, son 37ºC medidos en la región axilar. A partir de ese límite, consideramos que aparece febrícula y, por encima de 37.8ºC, se considera fiebre, pudiendo llegar a sobrepasar los 41ºC. Descargar ficha