El interés de demora es la cantidad adicional que se cobra o se paga como compensación por el retraso en el cumplimiento de una obligación económica, generalmente el pago de una deuda. Su finalidad es resarcir al acreedor por el perjuicio causado por la falta de puntualidad y, al mismo tiempo, incentivar al deudor a cumplir sus compromisos en los plazos acordados. Este tipo de interés se aplica en distintos ámbitos, como contratos bancarios, operaciones comerciales, impuestos o pagos entre particulares.

 

Que es el interes de demora

El cálculo del interés de demora suele realizarse a partir del tipo de interés pactado en el contrato o del que establezca la ley cuando no exista acuerdo previo. Se aplica sobre el importe adeudado y se prorratea según el número de días de retraso. En muchos países, las normativas financieras o civiles fijan límites máximos para evitar abusos o intereses excesivos, especialmente en el caso de consumidores. En el ámbito empresarial, la legislación también regula los intereses de demora en transacciones comerciales para garantizar que las empresas no sufran perjuicios por demoras injustificadas de sus clientes o proveedores.

Este tipo de interés cumple una doble función:

Compensatoria y disuasoria. Por un lado, busca indemnizar al acreedor por la pérdida de disponibilidad del dinero durante el tiempo de impago. Por otro, pretende desincentivar los retrasos voluntarios o negligentes en los pagos. Sin embargo, su aplicación no puede tener carácter punitivo, ya que el objetivo no es sancionar, sino equilibrar las consecuencias del incumplimiento. En algunos casos, si el retraso se prolonga o el deudor entra en insolvencia, los intereses de demora pueden acumularse hasta convertirse en una parte considerable de la deuda total.

En síntesis, el interés de demora representa un mecanismo de protección y equilibrio dentro de las relaciones económicas y jurídicas. Garantiza que el tiempo y el valor del dinero sean respetados en cualquier transacción, y refuerza la seguridad en los intercambios financieros. Su correcta aplicación contribuye a mantener la confianza entre las partes y a promover la puntualidad como principio básico de la actividad económica.